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Víctor Argüelles: El pintor de la materia

Víctor Argüelles es un artista salvaje. Al joven maestro Argüelles (1973) le tienen sin cuidado lo políticamente correcto cuando encara el lienzo. Él proyecta su mundo emocional sin titubeos. Enfrenta la creación con descaro. Se sirve de la técnica para expresarse, no se amedrenta ante ella. Él no es presa del acartonamiento al que puede llevar la búsqueda de la perfección académica.

Esas impresiones me deja la serie Focus rojo, en la que a pesar de que su superficie es el peluche, que podría hablar de un carácter débil, suave o cursi, en realidad nos muestra lo contrario. La amabilidad del peluche es violada por el color rojo que impregna a la imagen de rabia, la suavidad del peluche es trabajada hasta convertirla en lodo. Argüelles hace del peluche un lodazal de pigmentos donde se ahogan emociones. Estas piezas son un tesoro para un psicoanalista en banca rota si vierte los hallazgos de los bajos fondos del artista en un libro.

Una obra de dicha serie, puede ser una composición de cuatro figuras rectangulares en la que en cada una, se hace un diferente tratamiento de la superficie. Una da la impresión de haber sido rasgada, otra de haber sido tatuada, otra cocida y, lacerada una más. Los colores rojos, ocres, y rosas intensos no dan tregua a la vista. Esta serie es un campo de batalla entre la vista y la imagen. Y el espectador sale triunfante o derrotado, siempre con la convicción de haber luchado. No hay puntos medios. En esta serie no hay observadores, hay forzosamente involucrados o renegados.

En otra tendencia, sin abandonar la fuerza y la provocación, Víctor explora las cualidades de la materia como carne, lo que desencadena un sinnúmero de posibles asociaciones que pueden generar en el terreno semántico. Se trata de la serie Fluir, que en una interpretación común, la serie habla de la carne descuartizada, remite a nuestros órganos internos y vísceras, por tal razón en mi interpretación versa sobre la vulnerabilidad, pues estos elementos orgánicos los vemos al "abrirnos", se exhiben al ser expuesta nuestra constitución interna. Para el artista es una exploración del tiempo, pues su ejercicio trata de explorar el tiempo en la carne que lo registra al sufrir transformaciones, que se hacen evidentes en la texturización de la superficie.

Hablando en general, la búsqueda del maestro Víctor Argüelles Ángeles se centra en volcar los sentimientos íntimos del individuo en la pintura, por eso tiende a la abstracción, en la que encuentra, a través de la vorágine de las formas inciertas de sus trazos, las fuerzas impulsivas en el alma. Se trata de un reencuentro o reestructuración de los sentimientos en el lienzo. (Texto de Daniel Villaseñor, tomado de 3D2 Fanzine Cultural, sección “Videncia: viaje por las artes”, año 2, núm. 12, Ciudad de México, junio de 2010).

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