statement
Pintar es una forma de abrazar la existencia. Y en ésta, el cuestionamiento se materializa en la transformación del tiempo en la superficie; la transición del efecto temporal que al final resulta en una huella personal y autobiográfica, no siempre es la misma, pues se revelan capas de realidad que dejan ver nuevas perspectivas. Lo que el tiempo deja es una huella latente que se percibe en los objetos y en lo orgánico de mis búsquedas como pretextos de representación. De esta manera, en mi lenguaje visual, plástico, se construyen capas que en mi proceso configuran preocupaciones orientadas en atribuirle a las formas, otros principios estéticos, como si éstas pudieran referir mi latido y más aún: lo imborrable y lo perecedero como representación icónica. Lo visto aquí es sólo un atajo a la realidad que se escudriña, y que se puede medir en abstracciones y sensaciones de color que alcanzan su cúspide personal en la gama rojiza, que es la pulsión verdadera de una intencionalidad escondida en mi interior. (Cuernavaca, Morelos, 2024).